Se me han saltado las lágrimas con el 3-1.
¡Que año más largo, que largo, que agónico!
No lo puedo creer, estabamos muertos, sin opciones y en la ruina, había que ganarlo tooodo en los últimos 4 partidos...
Las escasas jornadas a lo largo de esta temporada que sacabamos la cabeza del fondo de la tabla la alegría nos duraba una semana, antes de volver a las puertas del infierno.
Cuando el Córdoba, un rival directísimo, nos ganó en el Belmonte, con el Castellón a la vista y visitando El Ejido, ví claro que el descenso era inevitable. Cuatro jornadas a cara de perro, en las que una sola derrota equivalía a una sentencia de muerte.
Tres victorias y un empate después me han sacado la niebla de delante de los ojos. Me parece aún increible que el Albacete haya logrado su mejor racha justo en el único momento de la temporada en que lo ví todo perdido.
Un año más. Pero no debemos volver a jugar con fuego. Hoy no nos hemos quemado, pero nos ha calentado desde muy cerca.