EL JUGADOR CONGOLEÑO PASA POR SU MEJOR MOMENTO DESDE QUE LLEGARA A ALBACETE
F. VILLAESCUSA - Albacete
Ritchie Kitoko pasa por su mejor momento desde que firmó por el Albacete, hace tres temporadas. Titular indiscutible, al belga nacido en el Congo y formado en la cantera del Albacete ya se le compara con Claude Makelele, del que no tiene ningún reparo en afirmar que es su ídolo.
“Me lo dice mucha gente, incluso mis propios compañeros. La verdad es que tenemos muchas cosas en común: ambos nacimos en Kinshasa —República Democrática del Congo— y empezamos a jugar al fútbol en Europa, tengo un estilo de juego muy parecido a Makelele y se ha convertido en toda una referencia para mí. No tengo ningún problema en decir que es mi ídolo, lo que ha conseguido en su carrera es todo un ejemplo”, afirma sin rubor.
Las coincidencias con Makelele no son fruto de la casualidad. Kitoko reconoce que tiene una buena colección de vídeos del ex jugador del Real Madrid y que los estudia detenidamente. “Veo mucho sus vídeos y trato de aprender de él todo lo que puedo, sobre todo cómo se mueve en el campo, su forma de defender y su posición, porque yo todavía no me posiciono tan bien como él, por eso trato de aprender todo eso y sus vídeos me ayudan mucho”, confiesa.
La vida de Kitoko es un fiel reflejo de otras muchas familias inmigrantes en Europa. Su padre viajó hasta Bélgica para labrarse un futuro, trabajó en lo que pudo hasta que ahorró lo suficiente para llevarse con él a su familia (Ritchie tenía entonces 4 años) y para montar su propia cafetería. Tras sus inicios en el Standard de Lieja y tras probar en el Villarreal, Kitoko llegó al Albacete como una apuesta personal de José Luis Chuti Molina, en la actualidad director del fútbol base del Celta y en su día del club manchego.
Han pasado los años y Ritchie no ha vuelto a su país, aunque envía dinero todos los meses para ayudar a los suyos. “Ellos necesitan ese dinero que yo les mando. Es mi familia y lo hago con orgullo porque yo podría estar en su misma situación si mi padre no hubiese emigrado a Europa. Y eso no hay que olvidarlo nunca”, concluye.