Aquí estamos ante una bonita partida de estrategia; lo malo es que a Calle se le vio el farol desde el principio. A medida que pasa el tiempo, las circunstancias juegan a favor del Albacete, cuya posición se puede resumir en "o juegas aquí o no juegas". Con todos los pronunciamientos legales a favor del club, según entiendo yo, ya que no se puede aducir nada en cuanto a posible incumplimiento del contrato por parte del club; ni mala fe, ni abuso de derecho, ni fraude de ley ni nada. El tiempo corre a favor del Alba, ya que llegará un momento en el que se cierre el plazo de fichajes, y, al menos hasta enero, Calle no podrá hacer nada.
A gusto o a disgusto, Calle tiene que jugar en el Albacete; si está a disgusto, se niega a jugar, destroza el ambiente en el vestuario, no habrá más que corear a los cuatro vientos su mala fama, y su caché debería descender en proporción.
Con la Ley y el tiempo a favor, al Alba le basta con jugar a la defensiva, guardar su posición evitando que le cuelen algún "gol" y esperar.
Calle tiene dos bazas, a mi entender: la primera es la baja laboral por depresión (posible), que se puede alargar mientras lo permita la ley (y la mutua, que esa es otra); la otra es irse a los medios a llorar; la partida de los medios locales la tiene perdida; le quedan los nacionales, pero yo no sé si Calle o su representante tendrá la fuerza suficiente para orquestar una campaña de tal calado.
Por todo lo dicho, si yo fuera Máximo o Ubaldo, lo tendría claro; no me muevo ni así; porque al final, Calle sabe que la mejor forma en la que se puede ganar la vida es jugando al fútbol; cualquier vuelta de tuerca por su parte sólo va en su perjuicio; y si se retracta de su potura inicial, hay miles de formas de recuperar su imagen ante la afición; si mete quince goles, le hacemos la ola. Todos. A pesar de la mujer.