sevilla. El futbolista del Real Madrid Raúl Bravo estuvo ayer en Sevilla. Al contrario de lo que pudiera pensarse el motivo de su visita a la capital hispalense no guardaba relación con su actividad deportiva, sino con su citación para un juicio en el que el defensa blanco debía responder a una denuncia presentada por la Policía Local de Sevilla, que le acusa de haber insultado a varios agentes que iban a retirar el Porsche Cayenne de su amigo Carlos Reina Aranda, ex jugador del Sevilla que actualmente milita en las filas del Albacete.
El juicio de faltas comenzó en el Juzgado de Instrucción número 17 de Sevilla, con la lectura por parte de la juez del atestado elaborado por los agentes de la Policía Local, que se sintieron vejados por la actitud de Raúl Bravo. Los hechos se remontan a la noche del 13 de diciembre de 2004, cuando los dos jugadores se encontraban tomando unas copas en la Cuesta del Rosario de Sevilla, después de un partido amistoso. El vehículo del delantero Aranda se hallaba mal estacionado, lo que provocó la llegada de la grúa municipal para proceder a su retirada.
Los jugadores salieron entonces del local en el que se hallaban con la intención de evitar la retirada del vehículo, momento en que se produjeron los incidentes con los agentes. El atestado policial refleja que mientras el propietario del coche mantuvo una actitud respetuosa, Raúl Bravo se dirigió a los agentes increpándoles con expresiones como "estáis para dar por culo", al tiempo que supuestamente alardeaba de que le sobraba el dinero como para pagar la posible sanción. "Tengo para pagar lo que me pongan, porque gano cien veces más en el Real Madrid", afirmó el jugador según las diligencias policiales, que incluso reflejan que el defensa realizó comentarios soeces cuando los agentes le indicaron que iban a denunciarle por una falta de respeto. Así, cuatro policías ratificaron que el jugador hizo alusión a sus genitales cuando fue informado de que el caso iba a acabar en el juzgado, al tiempo que destacaron la actitud "despótica, chulesca y agresiva" del jugador madridista.
Por su parte, Raúl Bravo, que acudió al juicio pese a que no tenía obligación de hacerlo, indicó a la juez Pilar Llorente que sólo intentó abonar la multa y evitar la retirada del vehículo. El madridista admitió que pudo decir "siempre van a por los mismos" o una expresión similar, pero negó que hubiese faltado al respeto a los policías locales. El jugador añadió que no le gusta hacer ostentación y que en ningún momento habló del dinero ni hizo referencias a su club, aunque subrayó que en la zona había otros vehículos también mal aparcados y sin embargo se llevaron el "más llamativo y bonito". "Sólo intenté dialogar dentro de la educación", dijo Bravo, que afirmó que se vio sorprendido y extrañado por la redacción de los hechos efectuada en el atestado policial.
El delantero Carlos Reina Aranda corroboró la versión de su compañero. "Creo que eso está fuera de lugar en nosotros, no se dijo y nunca se diría", manifestó en referencia a los supuestos insultos.
Los policías locales advirtieron a la juez que la retirada del vehículo era preceptiva porque, además de la infracción, carecía de seguro, algo que fue rechazado por el propietario del coche. Al término de la vista oral, la Fiscalía y la acusación particular que ejercen los policías pidió una multa de 500 euros para el futbolista por una falta de respeto y consideración debida a los agentes de la autoridad. La fiscal estimó que la realidad de los insultos quedó acreditada por la declaración de los funcionarios que presenciaron el incidente protagonizado por el jugador
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