VIAJE AL ABISMO
Hemos perdido de nuevo, y por desgracia, no es novedad.
En este foro, que me parece un lugar de encuentro estupendo, he escrito unos cuantos mensajes, y como todos, he escrito alguna “boutade”, he hecho bromas, y siempre desde la buena fe, he pasado un rato divertido y ameno, discutiendo pareceres, compartiendo opiniones y, últimamente, penas deportivas.
El fútbol es un aspecto secundario de la vida, nada comparable a otras facetas, pero no por ello, cuando el equipo es el de tu tierra, al que sigues a kilómetros de distancia, deja de ser fuente de alegrías o de penas, como hoy, prácticamente insondables.
Y en esta tarde-noche de otoño, no hay lugar a la ironía, ni a la critica más o menos desairada. Solamente queda el desanimo.
Que tu equipo sea colista, que tenga un punto sobre veintiuno, es muy triste; pero que tengas la certeza, compartida por más aficionados, de que el panorama venidero es poco esperanzador, produce una convicción demoledora, y que es que nos quedamos sin equipo en la liga de fútbol profesional.
Y eso no es cuestión baladí, ni en lo deportivo, ni en lo económico y social, para una ciudad pequeña como la nuestra.
Es cierto, y lo reconozco, pedí paciencia para el nuevo consejo de administración, con gente animosa, y con un excelente profesional del derecho al frente, como Ubaldo González, con quien comparto profesión.
Heredaron un club roto, y pensaron reflotarlo económicamente, pero se les ha ido la mano en lo deportivo.
En las decisiones de esa área deportiva, al frente de la misma, está Gonzalo Panadero.
No voy a desvelar nombres, pues no creo que proceda, pero a Panadero le he conocido personalmente durante mucho tiempo, mejor dicho, por la vinculación de mis familiares con el arbitraje, me conocía él a mi, pues yo era un mocoso de pantalón corto, que con tres años de edad y sin levantar un palmo del suelo, iba al fútbol de la mano de mi padre, que en paz descanse, y de eso hacen treinta y cinco años.
Después le traté durante más años.
La última vez que le vi, fue hace casi diez, y desde entonces, no he vuelto a cruzar palabra con él.
He leído y oído últimamente, en algunos medios de comunicación, que es soberbio, que actúa de un modo arrogante y otros comentarios de esa índole.
Yo no voy a dudar de la objetividad de nadie, pero me cuesta creerlo.
El Gonzalo Panadero que yo conocí era una persona amable, serio y humilde, buena gente en suma, y me dicen, quien también le conoce y le trata ahora, que lo sigue siendo.
Pienso que lo que algunos llaman “estirar el cuello”, si es que lo estira, no es soberbia, yo creo, más bien, que es resultado de una personalidad fuerte, de alguien con carácter, fiel a sus métodos, que llegó a lo más alto en lo deportivo, sin ayudas, por sus propios méritos, trabajando duro desde abajo, cuando el hecho de ser de Albacete, en el colegio territorial de árbitros de Murcia, no era ninguna ayuda precisamente.
Como debió trabajar duro recabando apoyos para el nuevo consejo, y ganarle con su equipo a Rafael Candel.
Era buena gente y sabía de fútbol, y creo firmemente que lo sigue siendo y que sigue sabiendo.
Sentado esto, es hora de revisar lo hecho por este consejo en lo deportivo.
El tiempo de la paciencia se ha terminado.
El vicepresidente deportivo con toda su honradez, trabajo y buena fe puesta al servicio del club, en mi modesta opinión, se ha equivocado.
Yo, simple aficionado, un don nadie en esto del fútbol, he pedido la dimisión de Panadero, de Máximo y de Quique, en este lugar común de aficionados, que es el foro.
Para mí, las dimisiones de los dos últimos, son inexcusables a estas alturas.
Quique, quizá, es el más inocente en este folletín melodramático, que es la temporada del Alba, y que lleva camino de convertirse en una película de terror de serie “B”, como la “B” de la segunda a la que nos encaminamos.
Me da la impresión de que hace lo que puede con lo que le dan, pero la ley del fútbol es inexorable, los resultados mandan, y a él, los del equipo le condenan sin apelación posible. Visto para sentencia.
Máximo, que no dudo sea un buen profesional, ha resultado ser un error en este club, en mi opinión, no ha demostrado saber hacer aquello para lo que se le fichó, un equipo para salvarse a bajo precio. Y si lo ha hecho, ha conseguido disimularlo de manera fantástica, pues los resultados, hasta la fecha son penosos.
Debe dimitir o ser cesado, pues él es el arquitecto de este edificio con aluminosis deportiva que es el Albacete Balompié. Se ha equivocado y los errores se pagan.
Y que decir de Panadero; es un hombre que siempre ha querido a este club, que lo debe estar pasando mal, como todos, y que no querrá pasar a la historia como el máximo dirigente deportivo de un club, que descendió al fútbol amateur, después de diecisiete años en el fútbol profesional.
Pero ya se sabe aquello de que no hay causa sin efecto, ni efecto sin causa.
Panadero pone a Máximo, Máximo a Quique, y se deshace un equipo y se construye otro.
Dicho con todo mi respeto hacia él, la “causa” última de tener este panorama deportivo, es Gonzalo Panadero, pues él es el máximo responsable deportivo de la entidad. Servidumbres del cargo.
A Panadero, si decide seguir, en mi opinión, solo le salvaría una rectificación a tiempo, que sería, primero cesar a Máximo y a Quique, y después que se acertase en diciembre, tras poner el equipo en manos de Antonio Gómez, el hombre de consenso para la afición.
Difícil maniobra, supone reconocer muchos errores y me temo, que de salir mal, no solo se podría estar certificando la muerte deportiva de la entidad, sino que además puede que por el camino queme al mayor activo de futuro que tiene el club en el banquillo, el propio Gómez.
El fútbol es ingrato, y devora ídolos, que le pregunten a Floro o a Ferrando.
Y si un hombre sensato, con sus defectos y sus virtudes, como Panadero Martínez, decide irse, hay gente para ocupar esa parcela.
Por tanto, cuando se pide que se marchen estos responsables deportivos, no se hace desde la ira o la rabia, sino conociendo que solo una operación a vida o muerte salva a este equipo y a este club.
Y que, como sucede en estos casos, el riesgo es elevadísimo, pero mayor es el riesgo de la inacción.
Ya sabemos que la fortuna solo sonríe a los audaces.
De Ubaldo no hablo ahora, pues, además, no veo a ningún valiente dispuesto a aunar apoyos, hacer una “moción de censura” y poner un par de millones de su cuenta corriente para fichar en diciembre. El presidente ha trabajado mucho y con poco éxito.
Ahora hay que salvar lo deportivo, y después ya habrá tiempo de ver si los empresarios e instituciones creen que es bueno tener un equipo en liga profesional, y si es así, si están dispuestos a hacer algo.
De lo contrario, pensaré que los únicos que quieren a este club y que les importa algo el mismo, son “locos maravillosos” como Juanlux, Rovaniemi y compañía, que, además de hacer posible este foro, se hacen no se cuantos kilómetros para ver a su equipo y pasarlo mal como lo pasan, como cuando regresan a casa después de cada partido tras una derrota. Y no son los únicos. Doy fe.
Dicho todo lo anterior con el mayor de los respetos, consciente de que habrá a quien no le guste lo que digo, y si alguien se molesta, desde ya le pido disculpas anticipadamente, sobretodo a los mentados, pero dicho, por encima de todo, vuelvo a repetir, con una tremenda pena, pues me da la sensación de que el viaje al abismo no ha hecho más que comenzar.