por Leroy » Lun 24 Dic 2007 10:30
Buen resumen de una de las junta más esperpénticas que he vivido en los últimos años (y mira que las últimas ya habían sido para mear y no echar gota).
Lo que me deja alucinado es la actitud de los grandes accionistas. Mucha crítica pero a la hora de votar.... las cuentas no me salen.
Estamos viviendo las peores horas del Albacete en su larga historia porque los accionistas hemos dejado el club en manos de unos completos impresentables que se rien de todos nosotros.... le faltó a Ubaldo decir, en sus 100 medidas, que por la mañana abren la puerta de la sede y por la noche la cierran....
Lo peor de todo la desidia accionarial. Lo normal es que mañana mismo (el miércoles que mañana es Navidad) estuviera ya presentada una moción de censura contra los peores rectores de la entidad en los más de 30 años que mi memoria alcanza. Me da igual que tengan o no tengan margen de maniobra porque la moción se puede alargar en un par de meses, pero pienso que no debemos consentir tener a estos caciques trasnochados al frente de nuestro querido club.
Muy bueno el articulo de resumen de la junta, aunque se le podría haber sacado algo más de chica..... por eso pongo el artículo que esta mañana he leído en La Tribuna, de Cristóbal Guzmán, que con su habitual derroche linguistico mete la cuchara hasta el fondo :
OPINIÓN
Bandera Aria
CRISTÓBAL GUZMÁN
Algunos les concedimos el beneficio de la duda, de la razonable duda del pequeño en desventaja, de la inexperiencia como fuente de excusas, de la ingenuidad como válvula por la que escapaban las disculpas, de la buena intención como motor de sus actos. Pero no era eso, no.
La cantinela de las herencias 'recibidas' (todas las herencias son recibidas, que no sabemos ni hablar) ha quedado reducida a una miserable coartada para consolidar en el Albacete Balompié un sistema totalitario en el que nada escapa al ojo del Gran Hermano. Este nuevo orden del fraude a gran escala, al que da aliento un trencilla misántropo y que preside nominalmente un postmoderno insustancial, entró como elefante en cacharrería bajo la consigna del gobierno del pueblo pero, paradójicamente, destruyendo conscientemente, en el marco de unos parámetros dictados por la incapacidad y la incompetencia, años de trabajo en la base.
La osadía y la soberbia, con frecuencia hermanas de la ignorancia, dieron paso a las purgas en una plantilla de futbolistas desquiciada (ahí se cifran respuestas a tantas preguntas), pero también reciben la contestación creciente de los aficionados que aún no han desertado, el miedo de los empleados, la perplejidad de los entrenadores, la espera de muchos niños que se ciñen sus interminables calzones, la irritación de los padres, el fracaso rotundo, en fin, del gobierno del pueblo pero sin el pueblo.
Su incoherencia entre el decir y el hacer ha perpetuado la crispación del que es oposición de la oposición, la búsqueda obsesiva de disidentes, la interpretación paranoica de cualquier mirada, de los saludos furtivos, del «dime con quien vas y te diré quién eres».
Este régimen del palo y la mordaza mantiene como firme gendarme a un Goebbels de poca monta que, por no saber, ni siquiera sabe aplicar con eficacia las técnicas del engaño masivo. Aprovechó el incendio del Albacete para auparse al poder como otros lo hicieron con el del Reichstag en los años treinta, y ahora ha quedado para zancadillear a los que nunca más serán sus compañeros, a muchos de los cuales triplica el sueldo de un contrato precario. Este rústico Adjunto de Propaganda, bajo cuyo manto se esconden sus pagadores, deberá volver a mirar a los ojos a sus iguales más pronto que tarde. Y lo tendrá que hacer provisto de gafas oscuras, cuando el régimen de 'Bandera Aria', traidor al gobierno del pueblo, ya sea sólo el recuerdo de una pesadilla.