Me empiezo a descargar en formato PDF la revista Aupa Alba y comienzo a leer este artículo,que la verdad es que me empieza a dar nauseas,cada vez que sigo leyendolo y que lo firma Severiano Landete.
UN SEÑOR DE FUTBOL
¡Qué frío hacía en Alcoy! Hacía
frío, pero allí estábamos Máximo
y quien les escribe subidos en lo
alto del ‘palomar’, porque aquello
parecía un palomar (la grada
supletoria que habían puesto en el
campo de El Collao). En un
momento dado, pensamos que qué
era lo que se nos había perdido en
ese sitio a Máximo y a mí.
Teníamos frío, e incluso vértigo, y
abajo, en el campo, el Alcoyano y
el FC Barcelona jugaban un partido
de Copa del Rey. Habíamos ido a
ver en acción a Emilio Romero, un
portero que, nacido en Albacete,
se había hecho en Murcia, había
recalado en Alcoy y podía
interesarnos para un futuro.
A mi me llamó Antonio Romero,
antiguo jugador del Albacete
Balompié y además de amigo,
padre de Emilio. Me dijo que ese
día jugaba su hijo y que merecía
la pena verlo, se lo comenté a
Máximo y él rápidamente me dijo,
“Seve, nos vamos esta misma
tarde a Alcoy, a ver a Emilio por si
fuera interesante”. Así es Máximo,
allí donde hay algo interesante o
que puede serlo para el Alba, está
él en persona o alguien de su
confianza.
El viaje de ida y vuelta, a solas con
él en el coche, me sirvió para
conocer un poco mejor a este
hombre del fútbol, a este señor del
fútbol, a este profesional íntegro,
honrado y con un currículo y una
reputación por toda España
impecables.
Me sirvió también para conocerlo
como persona, y la verdad es que
después de aquel viaje mi respeto
y consideración hacia él han subido
muchos enteros.
Hablamos de lo divino y de lo
humano, de cuando fue futbolista,
de la garra que tenía, y es por eso
que todos los entrenadores lo
hacían capitán del equipo. De
cuando se hizo entrenador, y que
después de recalar en varios
equipos, vino a Albacete. De esta
ciudad y de este equipo se llevó
tan buenos recuerdos que él se
había fijado una meta, volver algún
día a nuestra ciudad. Por tanto,
cuando le surgió la oportunidad,
no dudó en dejar Soria y al
Numancia (a pesar de saber que
los dejaba muy bien, la prueba es
que son líderes) y venirse a nuestra
ciudad. Ha preferido renunciar a
saborear la gloria de un Numancia
hecho por él, saneado, estabilizado
y líder, para asumir el reto de venir
a un Albacete en la ruina y al borde
de la desaparición y hacer un
proyecto de futuro solvente, a
sabiendas de que este año se iba
a sufrir.
Aquí ha empezado a trabajar en
unas condiciones muy precarias,
no había dinero, se comentaba en
el fútbol nacional que no se pagaba
en Albacete y que estaba a punto
de desaparecer, nadie quería venir,
y costó Dios y ayuda fichar a los
que vinieron. Pero él lo sabía, y
asumió ese reto. La verdad , ellos
y Quique Hernández (otro acierto
suyo), fueron unos valientes. Así
se hizo este Albacete, y estamos
sufriendo este año pero saldremos
adelante. Lo pasa mal en la grada
y en esos campos de Dios, donde
cada fin de semana va a ver
futbolistas para este proyecto suyo
de futuro modesto, saneado,
estable y competitivo para aspirar
a todo. Suerte Máximo, porque la
tuya será la del Alba.
Severiano Landete Cañaveras