Y mientras tanto, en Soria vemos lo que realmente se había tenido que hacer en Albacete, y que allí se ha hecho con menos medios pero con más inteligencia, tanto en el banquillo como en la dirección deportiva:
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Soria tiene 40.000 habitantes y la provincia, 80.000. En la capital no nacen más de 200 niños al año.
Es casi imposible hacer cantera con esta población. Y aún así, estamos orgullos de una ciudad deportiva que nos permite tener 300 niños en categorías inferiores. Imagínense el mérito que tiene meter al Numancia en Primera. Aquí muchos chavales se marchan de juveniles porque en Soria sólo pueden estudiarse seis carreras: Ingeniería Agraria, Forestales, Enfermería, Fisioterapia, Empresariales y Magisterio ". Así comienza Pacheta a explicar lo inexplicable. Es difícil encontrar a nadie con más autoridad para hablar de carestía. Compatibilizó el fútbol con su profesión de ebanista (un escudo de madera hecho por él aún cuelga de la sala vip de las oficinas del Numancia) casi hasta la mitad de su carrera (Burgos, Numancia, Marbella, Mérida, Espanyol y otra vez Numancia) y reconstruyó la plantilla con coste cero. Toché, Quero, Jacobo y hace días Aragoneses llegaron gratis. A Carmelo le cedió el Levante, que paga dos tercios de su ficha.
"El presupuesto del club es el tercero más bajo de la categoría, después de Éibar y Racing de Ferrol: 4,4 millones de euros. Ningún jugador tiene una ficha superior a 150.000 euros y la media anda en 100.000. Tenemos 3.600 socios y al campo van 4.000, que no está mal. Es el 10% por ciento de la población de Soria, algo así como llevar 400.000 al Bernabéu cada domingo".
Unas cifras compiten en modestia con otras, pero
Pacheta está convencido de que el dinero decide poco en la categoría: "Después del primer ascenso, y para buscar la permanencia, nos volvimos un poco locos. Y lo pagamos. El descenso posterior dejó un agujero de 11 millones de euros. Y pasamos dos años duros. Lo asumió el presidente con una ampliación de capital de casi 17 millones. No ha vuelto a repetirse. No hemos tenido una denuncia por impagos a futbolistas en siete años y llevamos tres dando beneficios. Hay quince jugadores renovados para la próxima temporada y
todos los contratos están condicionados. Fijamos sueldos para Primera, para Segunda... y para Segunda B".
Segunda B. Lo que ahora suena a broma sonó a amenaza en el verano. "No ganamos un partido de pretemporada", recuerda Moreno, canterano blaugrana, miembro de la Quinta del Mini (De la Peña, Óscar, Roger, Celades, Velamazán, Quique Álvarez...) y honrado trotamundos de Primera y Segunda (Albacete, Lleida, Recreativo, Extremadura, Terrassa y Numancia). En Soria ha jugado más que en ninguna otra parte, seis temporadas, lo que resulta chocante después de que le metiera al Numancia, vestido de azulgrana, dos goles en Los Pajaritos en aquella milagrosa Copa del 96. "Lo del ascenso no se lo creían ni los jugadores ni yo", remata Arconada, hermano de la leyenda de la Real y también portero en equipos de Regional ("De Luis me separan ocho centímetros y sus fabulosas piernas"). Entrena desde los 16 años y pasó siete en el Real Unión, dos en el Beasain, cinco en la Real (dos meses como responsable del primer equipo) y uno en el Burgos. "Primero pensamos que Goiko continuaría, pero se marchó al Hércules. Gonzalo estaba entonces en conversaciones con el Alavés, pero la cosa se trabó y nosotros anduvimos rápidos. Respetamos al Burgos hasta que jugó el último minuto de la eliminatoria de ascenso. Pero a las siete cayeron en Sevilla y a las ocho ya estábamos nosotros hablando con Arconada", explica Pacheta.
Los inicios.
Pacheta, burgalés, tenía buenos informes de Arconada. El presidente, también. "Pero el comienzo fue difícil", apunta el técnico. "Los resultados de pretemporada eran malos y encima llegó un entrenador que volvía locos a los futbolistas. No éramos optimistas. Y, para colmo, llegamos al primer partido con seis bajas. Pero ganamos 3-0 y...". "Fue un cambio radical y a futbolistas de 28, 29 o 30 años nos costó asimilarlo. Todo se hacía con balón y todos los entrenamientos estaban llenos de juegos que nos hacían pensar. 'Si estamos en esto porque no valíamos para estudiar, ¿cómo van a hacernos pensar?', bromeábamos. Si dábamos dos toques no podíamos pasársela a determinados jugadores... '¡Lo que ha cambiado el fútbol en un verano!', llegamos a pensar", confiesa Moreno.
"En el fútbol hay que pensar, tomar decisiones constantemente y los ejercicios consisten en ponerles a los futbolistas problemas que luego se encontrarán en el campo. Por eso deben entrenarse las soluciones", explica Arconada. La apuesta tenía riesgo, reconoce Pacheta: "Es una metodología difícil. Lo sencillo es poner a un equipo a hacer series de 100 metros, pero obtener los mismos resultados sin dejar de trabajar con el balón exige un gran esfuerzo del entrenador".
Vamos, igualito a la gestión y dirección actual que tenemos en Albacete ... gente joven con ideas frescas y una ampliación de capital de 17 millones de euros.
AS