La profesionalidad de un grupo de jugadores (¿incluimos a Fran Moreno y a Álex Pérez?) no puede en ningún caso hacerme olvidar el trato con Javi Martínez, con JC Sanz, con Cañas; ni el trato hacia la prensa, ni los artículos infames de León Herrera en el Aupa Alba, ni las tertulias delirantes de AbTV. Pero, sobre todas las cosas, nunca me harán olvidar que mi equipo, por su insensatez, ha estado a punto de descender a Segunda B, después de dieciocho temporadas en el fútbol profesional. Y si no se baja es porque los milagros existen (¿sólo los milagros?)
Así que no puedo estar de acuerdo en relativizar la temporada. Un grupo de jugadores honestos y profesionales, aunque muchos de ellos sin la calidad necesaria para jugar en Segunda, mal dirigidos, ha realizado una temporada pésima en resultados. Dieciséis derrotas, equipo menos goleador (0.8 goles por partido) ocho derrotas en casa, en puestos de descenso toda la temporada. No hay disculpas ni paños calientes. El domingo de Las Palmas se debería organizar lo que no está en los escritos (y me refiero a protestar, cuidado).