vanhuten escribió:onda cero escribió:No entiendo tanta polémica:
1º- Afortunadamente hay libertad de prensa, muchos periodicos, radios, televisiones, etc. si no te gusta como lo hace uno, pues la solución es sencilla: CAMBIA.
2º- Si no te gusta nada de lo que lees, oyes o ves, tal vez no sea problema de lo que la prensa cuenta..
3º- No puedes generalizar y menos en la prensa deportiva, un redactor, una opinión, diez redactores, diez opiniones, etc...y te aseguro que no hay acuerdos por "corporativismos", a fin de cuentas, si hay un mundo en el que se compite de verdad es en el de la información. Nada favorece a los informadores el corporativismo.
Pero generalizar llamando mentirosos a toda la prensa, me parece una acusación grave. Puedes decir este se equivocó en esto, en este dato objetivo, pero es ESTE, no todos. Y segundo, en la prensa existe la OPINION en la que no se informa sobre algo sino que se da una opinion personal y ahí nadie miente ni se equivoca, simplemente da su opinión como hacemos en cualquier hilo de este foro.
No entro a escribir en el foro fuera del hilo de ONDA CERO, pero es que estoy realmente cansado de que se hable y generalice llamando mentirosos porque sí a todo el mundo.
Un saludo.
1º Si lees lo que he escrito, he hecho hincapié en que no quiero ni pretendo generalizar, y si me he expresado mal pido disculpas. No quiero generalizar, pero tampoco voy a dar los nombres de los que en mi opinión, se dedican a contar sus noticias, por llamarlo de alguna manera. Quedan periodistas deportivos buenos en Albacete, pero en mi opinión escasean.
2º Que yo sepa, un periodista tiene que saber separar lo que es una artículo de opinión, de lo que es una crónica de un partido de fútbol, y hay algunos que no saben la diferencia que hay. Está claro, como se puede intuir, que los artículos de opinión de, por ejemplo, JL Royo, no me los leo, porque no me importa lo que dice este hombre, en cambio, cuando empiezo a leer la crónica de lo que hizo mi equipo el domingo (sábado últimamente) y me encuentro más de la opinión del periodista (por ejemplo, cuando se escribió eso de: se mostró una pancarta de consejo dimisión. Que tomen nota.) pues me repatea, y lo digo.
3º El problema, es que el conflicto es tal, que pocos son los periodistas que quedan objetivos (no generalizo, pero es verdad que son pocos) bien sea por roces o por lo que no me interesa, es la realidad, y prensa y consejo no se pueden ver ni en pintura, no estoy descubriendo américa, por lo que, ya me puedes decir que emisora sintonizo, en la cual el locutor no tenga nada en contra de éste consejo e intente poner a la opinión pública en contra, sacando a relucir todo lo malo, y omitiendo o comentando de pasada lo bueno (que también lo hay).
4º Concluyendo, no se donde está el límite de esa libertad de prensa, pero creo que en el momento en el que se empieza a manipular omitiendo información y tergiversando otras, como mínimo, empieza a perder audiencia, al menos por mi parte.
En cuanto a la necesidad de separar información de opinión te doy la razón, pero sin quitarte razón, desgraciadamente en los últimos tiempos los vetos, juegos mediaticos y cancelaciones de pases han llevado el conflicto a un punto en el que con poca fuerza se puede reclamar a la prensa que rectifique sus errores en una situación de guerra declarada y abierta.
Hace apenas unos meses habría apoyado tu opinión sin matices. Desgraciadamente la directiva decidió en un momento determinado cruzar unos límites que van más allá de lo excesivo y ahora con poca fuerza se puede pedir rectificaciones a quienes se consideren damnificados por la cancelación de pases, o peor, a quienes se consideren damnificados por el favoritismo de la directiva hacia un grupo mediático mientras veta o dificulta la labor de otros.
Tras las actuaciones de la directiva en materia de prensa y comunicación: anulación sistemática de los pases empleados por Poveda (incluido el pase de cortesía del director), construcción de un ridículo "emporio mediático" favoreciendo a un grupo empresarial concreto, empleo de los medios de comunicación institucionales de la SAD para lanzar acusaciones sin oportunidad de réplica contra accionistas, con nombres y apellidos (el sábado pasado Carlos Parra, hace dos semanas Enrique Arribas) y un largo etcetera... pocas ganas me quedan de criticar a la prensa en base a la ortodoxia académica, cuando la directiva ha cruzado una raya a la que jamás debió acercarse.
En los últimos meses la directiva ha pasado de un enfrentamiento sordo y sostenido contra periodistas individuales a un ataque directo y plasmado en hechos concretos contra todo aquel periodista o medio que se haya significado por su oposición, empleando para ello medios de la SAD, y por tanto de todos los accionistas, como herramienta al servicio de su opinión particular, confundiendo deliberadamente a la institución con ellos mismos y empleando a la SAD por tanto como arma arrojadiza contra sus opositores como si esta fuese su patrimonio particular.
Desgraciadamente y a mis ojos los sucesos de los últimos meses han otorgado carta de naturaleza a bastantes acusaciones que se vienen haciendo contra la directiva desde prácticamente su llegada al poder. Acusaciones que hace unos meses no hubiese entedido e incluso hubiese refutado y que ahora, a la vista de los últimos sucesos, me parecen sensatas y razonables.
Sí, cabe pedir moderación y profesionalidad, cabe pedir objetividad... pero cuando las decisiones de la directiva atacan, no ya la labor de un periodista, sino su propio puesto de trabajo y el ejercicio de su profesión, esas peticiones, legítimas y fundadas pierden mucha fuerza y efectividad.
La directiva debió ser consciente de su papel, hacer su trabajo, ignorar las crítcas infundadas, defender su gestión con argumentos en positivo desde una postura conciliadora y dialogante, estar en suma a la altura de la responsabilidad institucional que recae sobre sus hombros... pero optó por la guerra abierta, primero limitada y después abierta y sin medida. Si la prensa (o parte de ella) erró en su momento, los acontecimientos recientes han convertido los que hace meses fueron errores, en una cuestión casi de legítima defensa.
Es la guerra y las guerras tienen poco de honroso para las buenas gentes "estabamos en la tesitura de un truhán que debe matar a otro con un palo o algo más contundente" dirá Churchill (ahora que el presi ha puesto de moda las citas "Churchillianas"
) rememorando ciertas decisiones adoptadas durante la IIGM. La situación ha llegado en la "Batalla de Albacete" a un punto en el que pedir razones es clamar en el desierto, por buenas que esas razones sean.
Esta situación solo puede ser reconducida por alguien que asuma con entereza y liderazgo que esto debe dar un vuelco porque es cada vez más insostenible. Y ese liderazgo debería recaer en nuestra directiva: un gesto de entereza, magnanimidad y capacidad para rectificar que los hubiese honrado y supuesto apoyos y alabanzas pero que se han negado sistemáticamente a dar, hundiendose paso a paso en su propia mezquindad.
Llegados a este punto entonces y sumidos en la irracionalidad hay que plantearse algo: que los periodistas rinden cuentas ante sus jefes, pero la directiva, rinde cuentas ante nosotros. Enmedio del disparate colectivo y puesto que no caben ya rectificaciones lo único que podemos hacer es pedir cuentas a quien deba rendírnoslas y ante nosotros es la directiva, no la prensa, quien debe hacerlo.