Todo lo a continuación escrito, es fruto de mi calenturienta imaginación. Cualquier parecido con la realidad, es puramente coincidencia.
El día en que el elegido nuevo presidente de aquel querido equipo de La Mancha, decidió que su director deportivo fuese un cerril y mal educado especimen, dejó bien a las claras, cual iba a ser su manera de dirigir aquella sociedad.
El que era *lo más de lo más*, (presumido, narcisita, egocentrico) se había mirado al espejo y había notado cierto aire de fragilidad y por eso debería de rodearse de personajes más duros que el, eso que se llama comunmente *bordes*.
Siempre había soñado con conseguir dos cosas: la presidencia del equipo de la ciudad donde vivía y que tan bien le había tratado y tener un grupo musical, dado que era un avezado ¿ ? instrumentista de piano.
Al director deportivo, le daremos la batería -dijo sonriendo-. Al fin y al cabo, es el que siempre da el comienzo.
A mi vicepresidente deportivo, le daremos el bajo. Siempre dará las notas graves.
Tenemos que fichar un entrenador. ¿Quién es el más malvado de este pais?.
A sí, hay uno muy malo, puso verde a nuestro querido Pedro cuando entrenaba al Salamanca. Si que es malo.
Será nuestro vocalista.
Con el tiempo, vio que el vicepresidente económico, era malo, pero no tanto como el quería. Entonces aprovechando la baja de la unica chica que hubo en el consejo, decidió quien iba a ser el guitarra.
Como se reía por lo bajini, cuando imaginaba a ese nuevo guitarra haciendo voces. Cuando hacía voces daba miedo con esa voz tan grave.
Ya estamos todos, no, no, ¿donde va un grupo musical sin un manager?.
Al día siguiente tenía el nombre.
Era un pobre hombre que acudía a una televisión local a recibir palos por todos los lados, pero le gustaba que le dieran y eso era importante en un negociador, el saber encajar.
Eran tan malos, tan malisimos, que el nombre no podía ser otro, que *LOS BELLACOS*.
Durante unos meses todo fué más o menos bien. Putadas a los periodistas, a los empleados, a los proveedores...
Pero el vocalista comenzó a destilar bondad y ese fué su final. Destituido, el director deportivo, sería el nuevo vocalista, además de seguir tocando la batería.
LOS BELLACOS, darían un concierto en el Paraninfo de aquella ciudad.
El back line estaba instalado en el escenario.
Los músicos estaban muy nerviosos y llamaban con fuerza al camerino del pianista. Vamos, que salimos. Este se miraba y remiraba en el espejo, dándose los últimos toques en el rostro.
En el Paraninfo, iban entrando los accionistas a ejercer su derecho de voto. Esto era un lleno histórico.
El ambiente no estaba para bromas, ese presidente había dilatado al máximo la celebración de la asamblea, con el unico objetivo de hacer daño, per se. Había dejado su firma, para siempre, la maldad por la maldad.
Se apagan las lúces del Paraninfo, cuatro músicos hundidos, cariacontecidos recogen su material en silencio.
Hasta los montadores se han marchado, dejándolos solos, con su fracaso, con los silbidos y a veces gritos enfurecidos de unos espectadores que no han tenido piedad con ellos, en sus oidos...
El ya ex-presidente, con la tez blanquecina, nervioso, mareado, machacado, acabado, se levanta de la mesa presidencial a saludar al nuevo rector del equipo.
Y es en ese momento, en que los dueños del club, que han demostrado un señorío extraordinario durante la asamblea, ahora sí, y al unísono, cantan el... ______ vete ya, ______ vete ya, ______ vete ya.
Una lágrima parece dibujarse en su mejilla.
Se acabó el *SE VAN A ENTERAR...* y *POR MIS COJONES...*.
Si pudiera volver atrás... si pudiera...
SALUD Y SUERTE.