Independientemente de la voluntad de los señores accionistas delegantes, el Consejo tiene que poder demostrar, ante todos y cada uno de los dueños de la entidad, con pelos y señales, con un DNI y un documento de delegación admitido en Derecho, que ha ganado las votaciones, por el principio de "una acción, un voto".
No cabe discutir que un accionista pueda exigir ver las delegaciones de voto, al igual que él está obligado a acreditar las suyas en el momento de entrar a la Junta de Accionistas. Cabe discutir si el accionista en cuestión puede revelar los datos, nombres, etc. que conoce tras ver las delegaciones. Y si aprecia irregularidad o indicio de delito, al juez, pero con algo para sostener su pretensión.
Lo de las presiones para no delegar es otra de las mamarrachadas con que el jurista supuestamente prestigioso nos obsequia
ex cathedra . Ubaldo, sigue así que de aquí a que te den la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort te quedan dos ocurrencias. Cuando no sea el Nobel (de Literatura, mismo).