- Mar 14 Mar 2006 23:37
#1154
... después de una "acalorada"
discusión en casa

mi Sra., que es de tierras leonesas, ha dudado sobre la existencia de palabras tan manchegas y auténticas como "cucaños" o "esclafar", obviamente no he podído resistir tal afrenta y Google en ristre me he dispuesto a iluminar la oscuridad de su desconocimiento
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De esta forma me he topado con un interesantisimo artículo sobre Localismos Lingüisticos que a continuación reproduzco entero.. Aprovecho el hilo para reclamar que este post sea el germén del próximo Diccionario de la Real Academia de la Lengua del "Pijo", por tanto os pediría que poco a poco aportarais todas esas expresiones tan "nuestras" y su correspondiente definición en Castellano para ilustrar a aquellos que deseen aprender tan noble lengua:



mi Sra., que es de tierras leonesas, ha dudado sobre la existencia de palabras tan manchegas y auténticas como "cucaños" o "esclafar", obviamente no he podído resistir tal afrenta y Google en ristre me he dispuesto a iluminar la oscuridad de su desconocimiento

De esta forma me he topado con un interesantisimo artículo sobre Localismos Lingüisticos que a continuación reproduzco entero.. Aprovecho el hilo para reclamar que este post sea el germén del próximo Diccionario de la Real Academia de la Lengua del "Pijo", por tanto os pediría que poco a poco aportarais todas esas expresiones tan "nuestras" y su correspondiente definición en Castellano para ilustrar a aquellos que deseen aprender tan noble lengua:
Ignacio Latorre Zacarés escribió:Localismos lingüísticosPD: Dedico este hilo a nuestro compañero magarcia al que creo que atraerá el tema y seguro que puede aportar mucho.
«Abarrer», «Agora», «Arambre», «Arraclán», «Arrempujar», «Celebro», «Cimenterio», «Denantes», «Escalabrar», «Esclafar», «Melguizo», «Miaja», «Moniato», «Rular», «Toballa», etc...
La consulta en el diccionario siempre nos depara sorpresas. Un ejemplo nos lo ofrecen Luis García de Fuentes y Luis García Ejarque en su «Caudete de las Fuentes ayer y hoy» donde ,acertadamente, en un capítulo dedicado al habla local, nos reseña que palabras extraídas de nuestro ámbito lingüístico son aceptadas por el Diccionario de la Real Academia Española (máximo órgano en la materia). Así, contrariamente a lo que nos imaginamos, vocablos como «cimenterio», «arraclán», «toballa», «miaja», «celebro» en vez de «cerebro», «arambre» por «alambre», «denantes» por «antes», «melguizo» ( mellizo), «arrempujar», «moniato» por "boniato", no son producto de la mala pronunciación de palabras más comúnmente aceptadas, sino de arcaísmos que aún conserva nuestro habla y que son recogidos por el diccionario como es el caso de «agora» o «mesmo». Entre los verbos utilizados en nuestro dominio lingüístico y que son términos aceptados encontramos «abarrer» («abarrió con todo»), «espatarrarse», «escalabrar», «esclafar» ( «te voy a esclafar», «está bien esclafao en el sillón»), regalar como sinónimo de derretir ( «se regaló el hielo») y «rular» por «rodar».
Nuestro habla, integrada dentro del dominio lingüístico castellano-manchego, pero con importantes influencias del aragonés, valenciano y murciano, conserva curiosas voces como «morciguillo» («murciélago»), «esparajismo» ( utilizada según el diccionario en Albacete y León con el significado de aspaviento), «galillo» (gaznate), «zahora» ( En La Mancha, comilona o merienda de amigos en que hay bulla y zambra), «zocato» (zurdo), «escandalera» (alboroto grande), «gasón», «samugo» ( En Albacete y Aragón, persona terca y poco locuaz), «avío», «somanta» («somanta de palos»), «chisque», «chorra» ( con las acepciones de pene y exclamación de sorpresa), «olisca», «Carracuca» ( «estar más tonto que Carracuca») y un largo etc.
También es en el diccionario de la R.A.E. donde hallamos muchas palabras del léxico propio de faenas agrícolas como «desfondar», «sarmentar» ( no así exarmentar), «garbera», «rento», «ribazo», «alfalfe», «horma», «gallinaza» (estiércol de las gallinas), «cándalo» ( voz de Valladolid), «enverar» ( cuando empiezan las uvas a tomar color), «trullo» o también vocablos utilizados por la gastronomía local, caso de «magra», «grumo», «güeña»(aragonesismo), «matalahúva» (anís), «mojete» (salsa en la que se puede mojar pan), «panoja», «morteruelo» o «zurra» (sangría). Incluso el vocablo que da nombre a nuestra revista, «lebrillo», viene definida en el diccionario como «vasija de barro vidriado, de plata u otro metal, más ancha por el borde que por el fondo, y que sirve para lavar la ropa, para baños de pies y otros usos». Curiosamente una frase como «Agora rempujas o te escalabro con un gasón en todo el celebro que pierdes la chaveta» estaría compuesto íntegramente por términos aceptados por el diccionario.